lunes, 9 de agosto de 2010

Un libro: El desajuste del mundo (Amin Maalouf 2009)



  • Amin Maalouf: El desajuste del mundo. Alianza Editorial, 2009.

A mitad de camino entre dos mundos, el escritor libanés Amin Maalouf escribe un inteligente alegato en favor de un concepto de humanidad integrador y no enfrentado, Ve en ello el destino de nuestro futuro en un mundo globalizado, de contactos permanentes, forzado a la convivencia. Más de diez años después de publicar "Identidades asesinas", Maalouf ahonda esencialmente en la descripción de la evolución del mundo islámico y árabe y sus relaciones con Occidente tras el 11-S. Su propuesta es la necesidad de encontrar formas de superación de los conflictos a través de comprensión de los fenómenos. La sutileza de Maalouf es no caer en la demagogia, sino ser consciente de los conflictos existentes, pero a la vez entender que muchas de esas diferencias son interesadas como formas de control político y no verdaderamente sustanciales. Como ya hizo en "Identidades asesinas" (1998), realiza una labor de desentrañamiento de lo que es sustancial y de lo que se ha utilizado como elemento forzado para marcar diferencias identitarias. Como señala en ambas obras, nos preguntamos qué hacen las religiones con los pueblos, pero no qué hacen los pueblos con las religiones, cómo las amoldan para servir a sus intereses históricos y circunstanciales.
"(...) respetar una cultura es propiciar la enseñanza de la lengua en que se funda, es favorecer el conocimiento de su literatura, de sus expresiones teatrales, cinematográficas, musicales, pictóricas, arquitectónicas, artesanales, culinarias, etc. A la inversa, ser complaciente con la tiranía, la opresión, la intolerancia o el sistema de castas, con los matrimonios concertados, la ablación, los crímenes "de honor" o el sometimiento de las mujeres, ser complacientes con la incompetencia, con la incuria, con el nepotismo, con la corrupción generalizada, con la xenofobia o con el racismo, so pretexto de que proceden de otra cultura diferente, eso no es respeto, opino yo, es desprecio encubierto, es un comportamiento de apartheid, aunque se haga con las mejores intenciones del mundo." (276-277)
"En el presente siglo vamos a tener que escoger entre dos visiones del porvenir:
La primera es la de una humanidad dividida en tribus planetarias, que luchan entre sí, que se odian pero que, por efecto de la globalización, se nutren cada día más del mismo caldo cultural indiferenciado.
La segunda es la de la humanidad consciente de su destino común y unida, por eso mismo, en torno a los mismos valores esenciales, pero que sigue desarrollando, más que nunca, las expresiones culturales más diversas y más pletóricas, que conserva todas sus lenguas, todas sus tradiciones artísticas, todas sus técnicas, su sensibilidad, su memoria y sus conocimientos.
Por un lado, pues, varias "civilizaciones" que se enfrentan pero que, culturalmente, se imitan; por otro, una única civilización humana, pero que florece en una infinita diversidad.
Para seguir por el primero de esos caminos, nos basta con continuar perezosamente a la deriva, a merced de las sacudidas, como hacemos ahora mismo. Escoger el segundo nos exige una reacción. ¿Seremos capaces de tenerla?" (278-279)
Unas obra de gran interés para reflexionar sobre el peso del pasado, las circunstancias del presente y, sobre todo, para pensar en el futuro que queremos y estamos dispuestos a construir.

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