sábado, 29 de enero de 2011

Negroide, por Flavia Garrigós Cabañero

Negroide

La última película que se ha visto en el Cineforum de la Facultad de Ciencias de la Información es Arde Mississippi, que refleja claramente la situación de la segregación racial en Estados Unidos en los años sesenta, cuando la mayoría de los estados ya caminaban hacia una concepción más evolucionada acerca de la integración total del negroide en la sociedad americana.

Puesto que la mayoría de las ocasiones caemos en una imagen prototípica y olvidamos que la situación ha cambiado, no nos damos cuenta de la diversidad de imágenes que se le inculcan al negroide dependiendo de la parte del mundo en que se hable de él, de dónde se encuentre la comunidad negroide de la que se opina y la situación real en la que se encuentra. Por tanto, se va a comparar las diferentes tipos de imágenes creadas y fomentadas, con la ayuda de los medios según determinados, países y continentes. En realidad, es difícil encontrar un análisis que determine la situación actual de esa imagen. Estos temas los abordan prestigiosos profesores como Luis Beltrán, cuyas ideas en parte serán expuestas a posteriori.


Así pues, se observa que la imagen en España puede referirse al afroamericano con el que se recuerdan tres aspectos, que solamente corresponden con la parte norte: la segregación racial, personajes como Martin Luther King o Malcom X, como mucho, en la lucha por la igualdad, y las “bandas de negros” actuales, imagen ofrecida en el cine estadounidense estereotipado; también puede referirse a la imagen del africano que se encuentra en su país de origen, al que no se tiene en cuenta y es incrustado en esa concepción masiva de africanos “subsaharianos” envueltos en pobreza que supuestamente lo único que conocen es pedir ayuda al país “desarrollado”; por último, la imagen del inmigrante africano o al centro/sudamericano de color, con los que existe bastante diferencia: España sólo tuvo Guinea Ecuatorial y una pequeña parte del Sahara en el período colonial respecto a África, de lo que se deshizo pronto pues consideraba más beneficiosa Sudamérica. Es ésta la razón por la que hoy los medios de comunicación españoles no consideran necesario ni para el ciudadano español y para el inmigrante ofrecer una información real y constante sobre la situación de Senegal, Nigeria o Costa de Marfil, por ejemplo, siendo estos los países que más cantidad de inmigrantes llegan a España desde África en el momento. Por cierto, que si se ofrece la información se encontrará bastante trastocada, otro tema bastante extenso. La prensa corriente, por comentar uno de los casos habituales, en la mayoría de las ocasiones diferencia y reconoce los cinco países del norte de África (Marruecos, Túnez, Argelia, Libia y Egipto), pero los cuarenta y nueve países existentes traspasando el Sahara (tal vez, sean pronto cincuenta por la bifurcación de Sudán) son nombrados como los “países subsaharianos”, y, en verdad, suponen mayor número y son más extensos que Europa entera, entre otras obviedades. Asimismo, el inmigrante en España tendrá que encontrar la información en páginas extranjeras o de su país dependiendo del que sea, pues no siempre es posible; el ciudadano español o residente en España si lo desea no tiene información medianamente visible o en castellano acerca de África en general, a no ser que la busque. Esta búsqueda es moderadamente posible ya que a España ha llegado un gran número de inmigrantes africanos y la población con interés en el desarrollo ha visto en este caso una oportunidad para fomentar el movimiento, por lo que se puede encontrar una pequeña cantidad de información para todos.

En cambio, en países como Francia o Inglaterra, sí se ofrece en los medios de comunicación información acerca de los países africanos para que se entere el francés o inglés y el inmigrante. En efecto, es un claro reflejo de la colonización de estos países y de que aún existen “influencias”, pero la información sigue siendo más fácil de encontrar.

Sin embargo, en lo que concierne a la imagen del afro de Estados Unidos nos encontramos todos los europeos casi en el mismo punto. Existen dos perspectivas que hace falta esclarecer acerca de América: la parte norte (el afro) como se acaba de comentar, y la parte centro-sur, la que siempre se olvida. Comencemos con la parte norte: la imagen del negroide de Estados Unidos. A priori se ha comentado la imagen en que está envuelta esta comunidad, pero la realidad es distinta. La situación está tomando otros caminos, puesto que la igualdad más o menos existe, pero, como en otras situaciones, quedan grupos radicales que se están introduciendo en la concepción contrapuesta de la que trataba la película que se comentó en el primer párrafo de este escrito, esto es: la segregación racial a la inversa. Esto no quiere decir que todo el negroide americano con el que nos encontremos quiera matarnos por ser caucásicos; se ha dicho: ciertos grupos, igual que ciertos grupos de caucásicos siguen odiando a los negroides y otros, blancos y negros, fomentan la igualdad. Se ha hecho hincapié en esto, ya que en este siglo somos propensos a extremar los datos.



La reflexión y comparación que nos ofrece el caso es muy curiosa: claramente los negroides lo pasaron extremadamente mal durante la segregación racial, pero esos grupos que ahora fomentan la misma situación a la inversa, lo que realmente ocasionan es la negativa a cavilar acerca de los errores de antaño, fallo que ha cometido toda la parte norte. En cambio, los países africanos se han visto maltratados desde antes de que comenzaran las exploraciones hacia el interior en la costa oeste hasta nuestros días, y continúan; de hecho, se podría decir que los pobres no son ellos sino los países del norte puesto que la mayor parte de las materias primas se sacan de su territorio; pero, lo realmente importante, es que en la relación interpersonal entre europeos y africanos no suele verse, en éstos últimos, ese rencor tan radical. La reflexión se resume en la siguiente pregunta: ¿ha perdido o tuvo alguna vez el ciudadano del norte esa facultad de perdón?

Respecto a la imagen del centro/sudamericano de color no se suele decir nada. Esto no solamente ocurre en España, tampoco dice nada Europa, Estados Unidos o hasta los propios países, puesto que internacionalmente tampoco se tienen en cuenta, excepto en determinados casos, aunque sí más que África. Pero esos casos determinados, da la casualidad, que son de mayoría blanca y se tienen en cuenta por su evolución económica. Este no es momento para entrar en un debate moral acerca de economía, volvamos a la imagen. Ésta es deprimente: centro y sur de América no significan nada y menos aún si se es una persona de color. Esto es un claro problema, puesto que, como un pequeño ejemplo entre muchos otros, cuando en los colegios españoles se explica la conquista de América, se habla de Colón y de España y de los africanos que fueron trasladados desde la costa hasta el otro continente de maneras masivas e inhumanas para trabajar como esclavos en provecho del colonizador europeo; lo que falta nombrar en toda esa información es la situación que ha vivido y está viviendo el afroamericano del centro o del sur, puesto que no se puede hablar de la historia de Cuba, por nombrar alguno de estos países, sin la influencia de los inmigrantes exiliados de Sudán, que constituyen en nuestros días la parte intelectual de éste último país, por lo que la influencia también es al revés.

Muchos hechos más se podrían nombrar.

En conclusión, Arde Mississippi suponía únicamente el pretexto para explayarnos en este tema, pero asimismo ofrece uno de los ejemplos de la imagen que hemos comentado, la cual hay que recordar, sin olvidar la situación actual: las transformaciones por las que estamos pasando y de las que parecemos no darnos cuenta, ya que no vemos la gran necesidad de un cambio en nuestra mente.



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