Flavia Garrigós Cabañero
El día trece de diciembre, se llevó a cabo un encuentro de periodistas africanos y españoles en nuestra facultad. Se visionó un documental, se presentó un libro editado por Casa África y se llevó a cabo un debate.
El documental, ¿Cómo escribir sobre África?, abordaba la idea referente a los tópicos en cualquier documento que hiciera referencia a África. Algunos ejemplos que se exponían en él nombraban tópicos como los siguientes: “si hablas de África no olvides nombrar su magnífica naturaleza…, no olvides citar a Nelson Mandela…, no olvides que hay niños muriendo…” En general, mencionaba un sinnúmero de clichés con los que solemos encontrarnos las pocas veces que obtenemos información sobre África de una manera desinteresada.
El libro, Si hablas de nosotros…, que regalaron a todos los asistentes, incluye la opinión de once periodistas africanos acerca de la información que se ofrece en los medios occidentales sobre África. Entre los once periodistas se encontraban: Moshoeshoe Monare, Tigist Kassa Milko, Mamadou Gomis, Alexis Sinduhje, Lubna Hussain, Cheriff Moumina Sy, Adie Vanessa Offiong, Rosa Langa, Jean-Arsène Yao, Hortense Yawa Djomeda y Zeïneb Toumi. Los tres últimos periodistas asistieron al debate, con perspectivas generales sobre el continente y particulares acerca de sus diferentes países: Costa de Marfil, Togo y Túnez. También se encontraban en el debate Javier Bernabé Fraguas, perteneciente a IUDC, en Periodismo Preventivo, y Ricardo Martínez Vázquez, director general de Casa África.
Zeïneb Toumi fue quien comenzó exponiendo la situación de Túnez respecto a la información y la comunicación. Se puede resaltar la imagen que se ofrece de Túnez tanto allí como aquí, pues no se suele nombrar el país como africano, sólo como árabe y musulmán. Además, Túnez no es un país sumamente alejado de España, pero también pasa por algunas penalidades, como en ciertos aspectos de la libertad de expresión, que consideramos propias de países situados más al sur y llamados “en desarrollo”.
Hortense Yawa Djomeda comenzó afirmando que la “democradura” no funciona en África, pues no se acomoda a su cultura. Esta extraña palabra contiene un significado que hoy día existe en cualquier parte del mundo en mayor o menor medida; de hecho, últimamente a causa de la crisis, se nota cada vez más. Hortense Yawa afirma que en los medios de comunicación sólo se retratan las situaciones caóticas. En base a ello, se crea la concepción de un continente que siempre ha sido maltratado con el expolio, la colonización, la neocolonización y ahora con el silencio. Denunciaba la falta de interés aparte del económico, ya que por ejemplo, Ghana o Bostwana son países democráticos desde hace años, pero es una característica que no se resalta; o que se acuda a la excusa insulsa de la cantidad de idiomas como impedimento para informar, aunque haya un idioma común. Uno de los mejores ejemplos para esto sería Guinea Ecuatorial que fue una colonia española y retiene nuestro idioma, pero no se habla bien del país, si es que se nombra alguna vez.
Jean-Arsène Yao se centró en la investigación, el contraste con otros medios, el contacto con los protagonistas y la necesidad de periodistas especializados sobre África en las agencias y los periódicos. Se necesitan los periodistas especializados porque lo primero que tiene que importar no es lo que vende o resalta, y porque se tiene que estar al día sobre las noticias y acontecimientos. Por esta razón, no se puede tener solamente a un periodista para toda África dado el número de países que son y por la necesidad de tener en cuenta el país donde se informa y del que se informa. Jean Arsène Yao se niega a que la información llegue por parte de los freelances, porque no es del todo fiable y cree conveniente promover viajes para el conocimiento de los periodistas. A esto último, Javier Bernabé Fraguas añadió la necesidad de impulsar el conocimiento sobre África en las universidades.
En el debate se expusieron una variedad de temas comunes. A causa de no encontrar medios fiables, proponen el blog y alternativas parecidas. Esto tiene relación con el hecho que se expuso acerca del cual en España todavía no se informa mejor sobre los africanos aunque resida un mayor número de ellos. De hecho, cuando informan sobre las pateras, en realidad, hacen fotos, pero si se ve a un negro entrar en una facultad no es fotografiado, hecho que exponía Zeïneb Toumi.
Se encontraba entre el público una periodista que afirmaba haber pedido permiso a sus superiores para ofrecer información sobre Costa de Marfil y que no le dejaron por el hecho de que no se vendían periódicos con esa información. Respecto a este punto, otra persona añadía que, en general, el periodismo internacional no vende periódicos, a no ser que contenga hechos sensacionalistas, aunque siempre teniendo en cuenta que el caso de África es más radical.
Esto último tiene relación con otros dos temas: las ONG y los reporteros. Las agencias y los periódicos no pagan viajes para que sus periodistas vayan a África. En parte, los medios agradecen a las ONG su ayuda porque éstas no dependen de lo que se venda para conseguir información. No obstante, la mayor parte de la información que ofrecen las ONG, aunque no toda, no crea buena imagen para el continente. Zeïneb Toumi resaltaba en esto que hay que valorar y consultar los derechos para utilizar imágenes de ciertas personas y situaciones, así como tener en cuenta a los profesionales nativos. Hortense Yawa, un poco más pesimista, aseguraba que si las ONG no existieran, África continuaría igual. Esta afirmación la sostuvo con el argumento del valor de los recursos materiales en Occidente. Esto es: los medios de comunicación son negocios; si se cuentan los hechos favorables se acaban los negocios; y, las ONG, aunque quieran ayudar, son negocios en realidad porque sus trabajadores tienen empleo en África.
Otro periodista exponía la dificultad de conseguir información local. Jean-Arnèse Yao, con un toque de humor, contestaba que es más costoso si se es de oposición. Añadía que si se pide un visado para ir a algunos países, se llevan cámaras o se es periodista, lo más normal es que no permitan el paso, porque seguramente, se obtengan realidades; lo corriente es recurrir al freelance. No se dice nada, igualmente, porque no interesa poner en peligro los intereses económicos centrados en las materias primas.
Hortense Yawa añadía que quizá la información que se ofrezca en otros lugares de Europa sea mejor que la de España, pero por el simple hecho del número de colonias que haya tenido cada país. Ofrecía el ejemplo de Francia en comparación con España y que aquí no existe población negra de clase media. Aún así, la información se puede obtener pues existen otros medios como webs panafricanistas. Ponía el ejemplo de su país, Togo, que nunca se nombra en los medios, que la gente apenas conoce y en el que están sucediendo hechos importantes que influyen en la situación mundial actual. Igualmente, destacaba la necesidad de ofrecer información de hechos positivos. En este caso, se puede resaltar la información que ofreció el director de Casa África, Ricardo Martínez, acerca del Eramus Mundus ofrecido a los universitarios, que sólo suelen aprovechar, en lo que serían estudios en África, los belgas o franceses y, por ejemplo, Sudáfrica nos supera en nivel con tres de sus universidades, aunque no es el único caso, pues Namibia y otros países más también se sitúan en un alto nivel.
Zeïneb Toumi, con cierto grado de tristeza, añadía que las ONG, porque se habló de este tema más que de ningún otro, necesitaban las catástrofes para sobrevivir. Esto supone un extremo y, como bien afirmaba un beninés presente, los africanos están cansados de la manera de informar sobre África que se tiene en Occidente; que por eso, algunos políticos africanos no dejan pasar a los periodistas.
Fue un largo debate que resultó casi repetitivo. El problema no está en que las ONG ofrezcan información sentimental, sino que no sea sólo esa la que obtenemos de África. Es cierto que no se debe ser tan extremista, pero asimismo hay que fomentar la actividad respecto el interés sobre la información internacional en general en detrimento de la sensacionalismo, llegar a crear un hábito, como se ha venido haciendo con cualquier otra tema a lo largo de la historia, y cambiar la concepción de la población respecto al continente. Sin embargo, la economía siempre está por encima. El cambio comentado supondría pérdidas en un principio, que los empresarios no están dispuestos a tener; ese cambio también supondría la cercanía con el continente y el conocimiento de los hechos ilegales e inhumanos realizados por occidentales allí, riesgo que los “dominadores del mundo” no están dispuestos a correr.